“Un país que no se acuerda y cuida a sus abuelos es un país que no sabe cuidar su historia y un país que no cuida su historia no va a cuidar el futuro y no va a generar un mejor futuro para todos los argentinos” decía el ahora Presidente de la Nación, Mauricio Macri, en un centro de jubilados en plena campaña 2015.

Con el proyecto que se aprobó esta semana estas palabras son solo eso: campaña. Y en consecuencia miles de argentinos salieron a la calle para reclamar por lo que entienden y entendemos como un atropello a sus derechos.

Pero ni el clamor de la protesta ni la vergüenza de la represión lograron inquietar a quienes acompañaron esta iniciativa que indiscutidamente va a perjudicar a familias, jubilados, y millones de trabajadores.

Como sostuvo mi compañera Mirta Tundis, ya vivimos una instancia de reforma previsional en la que el Estado nos vendía a la jubilación privada como lo mejor, y como resultado 400 mil jubilados fueron estafados y olvidados.

Tenemos memoria. Esto no es una reforma previsional, es un ajuste sobre los que menos tienen.

Porque los jubilados no son los únicos perjudicados. La modificación de la fórmula también afecta a los destinatarios de asignaciones familiares y Universal por Hijo: más de 8 millones de niños, niñas y adolescentes, verían afectados en sus ingresos.

El ajuste violenta el principio de progresividad o no regresividad de jerarquía constitucional, reconocido en diversos tratados internacionales. No podemos avanzar sobre medidas que deterioren el nivel de cumplimiento de un derecho. Y esta medida no lo respeta

Al mismo tiempo, esta reforma tiene impacto de género y afecta particularmente a las mujeres. Las amas de casa, empleadas domésticas y más del 30% de los trabajadores precarizados no podrán jubilarse al no contar con los 30 años requeridos de aportes. A su vez, son las mujeres jefas de hogar las principales receptoras de las asignaciones familiares que se verán recortadas.

En función de estas observaciones me sigo preguntando: ¿se analizaron de manera exhaustiva todas las alternativas posibles?; ¿está esta iniciativa debidamente justificada?; ¿es este el punto de partida sobre el que queremos pensar un nuevo régimen previsional “universal, integral, solidario y sustentable”? No nos convencieron las explicaciones dadas en las comisiones ni en el recinto.

Para nosotros, esta reforma implica la supresión y restricción de derechos ya reconocidos y resguardados y de convertirse en ley no será más que una inocultable violación de derechos humanos, garantizados por la Constitución Nacional.

Sabemos a quiénes representamos. Vamos a defender a nuestros jubilados y trabajadores y no vamos a ahorrar en sus  derechos.

 

Carla PITIOT